Dice Borges: «Empieza por una
suerte de revelación. Pero uso esa palabra de un modo modesto, no ambicioso. Es
decir, de pronto sé que va a ocurrir algo y eso que va a ocurrir puede ser, en
el caso de un cuento, el principio y el fin. En el caso de un poema, no: es una
idea más general, y a veces ha sido la primera línea. Es decir, algo me es
dado, y luego ya intervengo yo, y quizá se echa todo a perder (ríe).
»En el caso de un
cuento, por ejemplo, bueno, yo conozco el principio, el punto de partida,
conozco el fin, conozco la meta. Pero luego tengo que descubrir, mediante mis
muy limitados medios, qué sucede entre el principio y el fin. Y luego hay otros
problemas a resolver, por ejemplo, si conviene que el hecho sea contado en
primera persona o en tercera persona.
»Luego, hay que
buscar la época; ahora, en cuanto a mí —eso es una solución personal mía—, creo
que para mí lo más cómodo viene a ser la última década del siglo XIX. Elijo —si
se trata de un cuento porteño—, elijo lugares de las orillas, digamos, de
Palermo, digamos de Barracas, de Turdera. Y la fecha, digamos 1899, el año de
mi nacimiento, por ejemplo. Porque, ¿quién puede saber exactamente cómo
hablaban aquellos orilleros muertos?: nadie. Es decir, que yo puedo proceder
con comodidad. En cambio, si un escritor elige un tema contemporáneo, entonces
ya el lector se convierte en un inspector y resuelve: “No, en tal barrio no se
habla así, la gente de tal clase no usaría tal o cual expresión”».
(fragmento del libro En Diálogo I)
1 comentario:
gracias por la publicacion
Saludos desde Mexico!!!
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